Las hermandades son las artífices de que este sector se mantenga en la provincia.
La producción de fuegos artificiales se acumula en el almacén, algo inédito. La pirotecnia Nuestra Señora del Rosario, de Benacazón, acumula 180 docenas de fuegos artificiales doble cañón y otras 85 de cañón pequeño, según explica Francisco Vargas, propietario de esta pequeña empresa familiar, apuntando que lo normal es que las estanterías estuvieran vacías.
La ficha de las pirotecnias también ha sido derribada por el efecto dominó de la crisis. No hay dinero en las arcas municipales, se suspenden los festejos y con ellos, entre muchas cosas más, los característicos fuegos arficiales que ponen el punto y seguido, hasta el año siguiente, a la festividad en cuestión. Ese descenso supone aproximadamente un 40 por ciento de la demanda que hasta ahora han tenido las empresas del sector. Un 40 por ciento menos que actualmente, o no se produce, o si se hace, se ven obligados a encajar esa mercancía ampliando los horizontes y buscando clientes fuera. «Seguimos sobreviviendo gracias a las hermandades», explica Vargas, una afirmación en la que coincide con Eduardo Campos, propietario de la pirotecnia San Bartolomé, de Umbrete. El Rocío es, por tanto, uno de los acontecimientos en el que tienen puestas bastantes expectativas.
Aunque algunas hermandades también recortan. «Hace dos años la de Benacazón nos encargó 250 docenas y el año pasado redujeron a 75. En Villamanrique solían tirar 150 docenas y han pasado a 25», todo esto viéndose obligados a reducir los precios, aunque no todos los empresarios de la pirotecnia comparten esta medida al considerar que se devalúa el producto.
Vargas enumera estos recortes a la vez que intenta recordar la amplia lista de ayuntamientos que se le han caído de la clientela para las ferias: Benacazón, Bollullos de la Mitación, Palomares del Río, Carrión de los Céspedes... a los que se suman el de Punta Umbría, Moguer, San Juan de Aznalfarache o Almensilla que apunta Campos desde la pirotecnia de Umbrete.
Actualmente se encuentra en negociaciones para poder prender mecha en otras provincias además de Sevilla, Huelva, Cádiz y Córdoba, en las que ya trabajan.
Y también reivindican mayor protagonismo en los espectáculos pirotécnicos más destacados de la zona, como puede ser la Feria de Sevilla, la Velá de Santa Ana o los fuegos de Isla Mágica, que pueden suponer, además de un importante ingreso económico, un aumento o consolidación del prestigio. «Este año nos hemos presentado a la Feria de Sevilla, pero han cogido a una empresa de fuera, no sé si es porque son más grandes o tienen más prestigio. No es porque nosotras no podamos hacerlo igual o mejor que ellos», explica Eduardo Campos.
Adaptarse a esta nueva situación es lo que toca a pesar de tratarse de un contexto desconocido: «En el 92 también hubo una época mala, pero no tan grave como esta». Así lo cuenta un profesional de la pirotecnia, con las manos empolvadas de aluminio, mientras sigue en su faena, con el convencimiento escondido de que podrá seguir disfrutando con un oficio y un gusto por la pólvora transmitido de padres a hijos.
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